险。“谁知道?也许在某个时候我将不得不四处居住。我认为加利福
尼亚并不适合我,比如说,我不想总开着车四处去,但最终还是要以
工作来决定。不知何故——也许这是我上大学时那张海报的
错——无论我去哪里追求自己的事业,我将永远是纽约人。”
CN pp.479
仿如电影里的爱情故事
一见钟情是真实存在的——不仅仅存在于电影情节里,在现实生活
中也同样得到了印证。它并非总会发生,然而在某些情况下它就发生
了。十四岁那年,Anthia 与她的伴侣相恋。几个月后,他们分开了。二
十一岁那年, 他们在香港的地铁里再次相遇。但是,他们那时各自
都有自己的伴侣。时间快进二十五年,在上海他经营的酒吧里他们再
次相见。而又一次地,他们俩又都已与别人订了婚。但是就像童话和
电影里一样,爱情战胜了一切,Anthia 终于找回了长期失散的爱情,
并搬到了上海。“一点一点地,我也爱上了这座城市”,她说,“我花了
一年的时间寻找自己喜欢的房子,最终我找到了它。我生活在一个充
满历史的地方,在这个每个月都在迅速变化的、热衷于向未来迈进的
国家里,这是罕见的。”Anthia 居住的大楼是维克托·沙宣 (Victor
Sassoon) 建造的,他是个有着非凡故事的人——伊拉克犹太人,出
生于那不勒斯,死于拿骚。他是孟买的第三任男爵,在第一次世界大
战期间受伤,而后成为建造和平饭店和许多上海十九世纪中期优秀
建筑的杰出商人。“维克多·沙宣先生是一位旅行者、摄影师和慈善
家。他帮助许多上海的犹太人免于迫害。他是世界之子,在这里,我觉
得自己处于世界的中心。当我从窗户向外望时,我看到了东方明珠电
视塔、前邮政大楼和黄浦江上的桥梁。在上海,看到国外的装饰艺术
风格的楼房和建筑, 你会觉得自己像在欧洲。但是,上海还有大量
的新建筑,因此你不会永远完全陷在过往。”Anthia 伴侣的酒吧已
经开了二十四年,它是上海最老牌的酒吧之一。“我们在酒吧里和来
自世界各地的人们共度时光。与空间狭小的香港相比,我在上海的公
寓很宽敞,而且它朝东。每天早晨,我凝望黎明的天空,它总是有不
一样的色彩。Anthia 的故事始于为爱而迁徙,进而爱上了这座城
市。“我曾经为 BBC 工作,显然,我很想念沉浸在新闻界、信息世界
的生活。退休是一个很大的变化。但是,在这里,我可以深刻地感受
到中国的活力及其变化的方式。上海每天都在变化,有许多新项目和
正在被修复的历史建筑。年轻的一代关注教育和旅行,他们在世界各
地留学。我认为将来会有更多的欧洲人会造访上海和居住”。但并非
所有人都会因爱情而来——某些故事是罕见的——但他们会渐渐爱
上这座古老而又迈入未来的城市。
ES pp.002
LA BELLEZA ESTÁ EN TODAS PARTES,
SI NOS DEJAMOS SORPRENDER.
El secreto para que nos escuchen, cuando se explica una
historia, es hacerlo desde el corazón. Pensar en los hechos,
en las personas, en los objetos que la llenan y, antes de
describirlos, escuchar las vibraciones que nos provocan
dentro. Es una receta que llena la vida, tanto del narrador
como del oyente. Y que funciona siempre. Porque al final
–al neto de quién somos y de lo que hacemos– todos somos
personas y vivimos de relaciones y emociones.
¿Puede una marca narrar historias de esta manera? No es
fácil. Es necesario renunciar al control y dar espacio a quien
sabe escuchar. Esto es lo que hemos intentado hacer con
VITE (Vidas). Hemos concedido a un artista-fotógrafo
(Gianluca Vassallo) y a un escritor (Flavio Soriga) la libertad
de expresarse; hemos dejado que su mirada y la palabra
pudieran moverse libremente por ambientes auténticos,
personales y muy alejados de la comunicación típica del
mundo del diseño en el que trabajamos. Un mundo que, a
menudo, teme una imperfección que es la que caracteriza
realmente la vida. En Foscarini hemos dado espacio a la
cultura del proyecto con Inventario, la revista que hemos
fundado, totalmente independiente de cualquier lógica
comercial. Hemos puesto el diseño en el centro de atención,
transformando nuestras lámparas en personajes mediante
el proyecto Ritratti (Retratos). Hemos explicado el saber
hacer de los artesanos que las realizan con Maestrie
(Maestrías). Y ahora, con VITE (Vidas), hemos querido
observar el mundo con una mirada distinta. Hemos decidido
hablar de luz empezando no por las lámparas –quien las
diseña, desarrolla o produce– sino por las personas que viven
en los espacios que iluminan estas lámparas. VITE es un viaje
que nos ha llevado hasta ciudades del norte, sur, este y
oeste, hasta ambientes auténticos, para encontrar a personas
reales. Personas que, sintiéndose afines al proyecto, con
mucha paciencia han puesto a nuestra disposición sus casas
y sus vidas. Nos hemos movido, de puntillas, por sus
ambientes privados, donde nuestras lámparas se adaptan
con naturalidad, convirtiéndose en parte de sus vidas,
mientras llevan a cabo el milagro de caracterizar y
transformar el espacio. VITE es un objetivo que estudia
ambientes, experiencias, recuerdos, una mirada que se
detiene incluso en las pequeñas cosas, consciente de que la
belleza está en todas partes, si nos dejamos sorprender.
Carlo Urbinati
Fundador y Presidente
de Foscarini
ES pp.007
LA LUZ EN LAS CASAS DE LOS DEMÁS.
En las casas de los demás hay vidas, historias y personas.
En las casas de fantasía de los escritores pasan sus días los
personajes que, en realidad, no han vivido nunca, no han ido
nunca por las calles del mundo, no luchan, no perecen y no
triunfan. Los personajes son el sueño de un insomne, son
rostros y cuerpos vislumbrados al despertar, reunidos en
días, semanas y meses de fatiga delante de una página.
En las casas de los demás, si fuera posible, se tendría que
entrar cada día para hacer preguntas, llamar a las puertas,
informarse sobre lo que sucede y mirar a sus habitantes en
la cara, para recordar y explicar esas arrugas, esos ojos
brillantes, esas camisas gastadas por el trabajo, los vaqueros
desgarrados, los vestidos nuevos a estrenar en la fiesta para
la que se preparan. Tenéis que visitar las casas de los demás
–explica a quien empieza a escribir el escritor con muchos
libros publicados– no os engañéis pensando que podréis
crear mundos en vuestra cabeza sin conocer el mundo de
verdad, sin haber gastado la suela de vuestros zapatos por
las calles de Nápoles, Nueva York o Venecia; vuestro trabajo
es caminar, hablar y escuchar, conservar conversaciones,
ser curiosos, estar siempre listos para salir de viaje.
En las casas de los demás, detrás de las puertas cerradas,
detrás de las ventanas abiertas con vistas a Central Park,
en la tercera planta de una casa al lado del Duomo de
Nápoles y en ese balcón que se asoma sobre una iglesia de
Venecia hay un padre que calienta la leche de un niño tan
esperado y que al final ha llegado, una mujer guapísima que
lee el correo electrónico de un antiguo amor, dos amantes
clandestinos, un profesor que prepara su última lección
y luego se jubilará; detrás de las puertas, en las casas de los
demás, se nace y se muere, se proyectan traslados, viajes,
separaciones y nuevos inicios, se hacen acusaciones y
recriminaciones, se pide perdón y se jura amor. Soy un
escritor, la luz es lo que recuerdo de los días que vivo, así
como también las voces. La luz que sale de las ventanas de
las casas de los demás, cuando camino por las calles llenas
de gente por la tarde o desiertas en plena noche, ha sido
siempre mi suplicio, porque no puedo llamar en los portales y
pedir entrar, que me expliquen lo que pasa y, si no pasa nada,
preguntar ¿qué luz es esa?, ¿de quién descansa o está
preparando una fiesta?, ¿de un marido aburrido o de un hijo
que está a punto de emprender un viaje? No existe un trabajo
en el que pudiera soñar que sea mejor que este: enviarme a
algunas ciudades del mundo para llamar a la puerta de
desconocidos que estuvieran contentos de dejarme entrar y
de responder a mis preguntas. «Me llamo Olya, nací en Rusia
y Nueva York es mi ciudad desde hace mucho tiempo, lo será
para siempre. Esta casa que he podido comprar se asoma al
parque–paseo llamado High Line. He sacado las cortinas,
es como un espectáculo que regalo a la ciudad que me ha
regalado tanto». Escribir historias auténticas, de personas
de verdad, que viven como todos en casas más o menos
normales, pagadas en efectivo o con hipotecas a treinta
años, escribir después de mirar en la cara a hombres y
mujeres que un momento antes no conocía, esto es lo que he
hecho para Foscarini. La luz de sus casas la explica Gianluca
Vassallo, que como yo viene de una isla y sufre de este mal
incurable de querer ver todo más allá de nuestro mar,
de querer gastar la suela de los zapatos en las enormes
ciudades del mundo. La luz no se puede explicar en palabras,
pero las vidas sí, y esto es lo que he intentado hacer,
sabiendo que las vidas son siempre más potentes que las
palabras, pero esto es lo que nos queda para intentar no
haber vivido en vano, después de todo, únicamente nos
queda esto: explicar las historias con palabras, en la medida
de lo posible, por si alguien tiene ganas de sacar tiempo a la
vida auténtica para leerlas.
ES pp.045
CADA RINCÓN DE LA CIUDAD
ES MI HOGAR.
No todos, en Venecia, han tenido la suerte de crecer en una
casa espaciosa. Paolo sí, ha sido niño y se ha convertido en un
joven en una casa muy bonita en la planta noble de un edificio
situado delante de la iglesia de San Nicola da Tolentino.
«Exactamente aquí delante», dice Paolo desde la terraza del
apartamento en el que vive ahora, con su mujer y sus dos
hijos; es una terraza con vistas sobre el canal y el edificio en
el que creció. «Cuando Isa y yo nos casamos, hace veintiún
años, compramos una casa bonita no muy lejos de aquí, pero
para mí era un poco pequeña. Yo vigilaba este apartamento.
Quizá fuera una idea que tenía desde siempre, puesto que lo
veía desde la casa de mis padres y pensaba que algún día lo
habría comprado y reestructurado para vivir en él».
La reestructuración de una casa en un lugar tan especial
puede convertirse en una proeza, un desafío, una locura o una
aventura. «Estuvo cerrado durante veinte años, este
apartamento, porque era de un ente público y no se decidían
a venderlo o reestructurarlo. Hicieron una licitación, de la que
fui el único participante, un poco en contra de la opinión de mi
esposa, y la gané. El último propietario lo había transformado
contra cualquier reglamento, había creado baños y dormitorios
para alquilar a los turistas convirtiéndolo en una ruina. De
hecho, el banco lo clasificó como una ruina». La casa de Isa
y Paolo es una explosión de luz y espacios, se han recuperado
los antiguos colores, los frescos y las decoraciones de las
paredes y el techo. «Tuvimos que llamar a restauradores
y personal cualificado para cualquier cosa, seguimos las
indicaciones de la superintendencia, fue largo y se necesitó
mucha paciencia». Paolo no trabaja en la laguna, cada día
coge el coche, sale de la laguna, va al continente y vuelve por
la noche. Pero no ha sentido nunca la tentación de irse.
«La sensación de casa la tengo cuando vuelvo a Venecia,
no importa donde haya estado, cuando estoy en la ciudad, en
cualquier parte de la ciudad, me siento en mi casa. Venecia es
agotadora, corre el riesgo de dejar de ser una ciudad porque el
turismo expulsa a los residentes y los envía al continente. Una
ciudad no está hecha sólo de edificios y plazas, es la gente
que vive en ella, son los residentes los que hacen una ciudad,
su forma de hablar, sus vidas, el encontrarse y elegirse. No me
importa el turismo, los venecianos tenemos nuestros lugares,
nuestros locales, pero me duele ver que las tiendas se vuelven
todas iguales. Venecia es una pequeña comunidad, pero muy
internacional. Tenemos estudiantes universitarios de todo el
mundo, investigadores, artistas y extranjeros residentes. Es
una ciudad por la que pasa el mundo, no es como vivir en un
cualquier lugar de provincia donde todos se controlan
mutuamente, aquí puedes ir vestido de cualquier manera y
nadie te nota». Venecia es un pez, afirma el escritor Tiziano
Scarpa. Lo será hasta que sus habitantes le den la fuerza de
nadar sin moverse, consiguiendo que brille en la laguna y en
Foscarini — Vite
Translations
Chinese
Spanish
Texts by Flavio Soriga
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