ES pp.004
SI LAS CASAS SE CONVIERTEN EN ESPEJOS.
A finales de 2018, mientras reflexionábamos sobre la
actualización de nuestra documentación comercial, nos
encontramos ante una encrucijada. Para nosotros, operadores
afortunados del mundo de la Luz, que proponemos productos
capaces de expresar múltiples personalidades, diferentes si
están encendidas o apagadas y capaces de encajar en
contextos muy distintos, se nos hace siempre difícil encontrar
respuestas unívocas para representar esta transversalidad y
riqueza expresiva. ¿Era mejor mostrar el proyecto de diseño
en sí mismo o construir un entorno contextual a su alrededor?
Era difícil inclinarse por uno u otro, ambos poseían aspectos
positivos y limitaciones inherentes. Hasta que empezamos a
imaginar un camino diferente. Una historia en la que nuestras
lámparas entraran a formar parte de casas reales, integrándose
en entornos vividos. Mostrando su capacidad para aportar
carácter, pero también para adaptarse. No para pedir espacio,
sino para ayudar a crear escena, formando parte de vidas
reales. Después de tres continentes, trece ciudades y
veinticinco casas, este segundo capítulo - Vite 2, precisamente
- se suma al primero. Lo complementa, ampliando las latitudes
exploradas en busca de una Luz diferente y, con ella, de
culturas del vivir y Vidas diferentes. Casas reales, porque
habitadas por personas reales, que saben elegir las cosas
para sentirse bien consigo mismas y con su espacio vital.
Por eso hemos seguido buscando ambientes muy personales,
incluso imperfectos por el hecho de ser reales, alejados
inevitablemente de los controlados platós fotográficos y
de las frías reglas de estilismo típicas de las fotografías del
mundo del diseño. En estos años, VITE nos ha llevado por
tanto a encontrar y conocer a personas que, al sentirse en
sintonía con el proyecto, nos han acogido generosamente en
sus ambientes privados, compartiendo también la historia del
devenir de sus casas, que son la imagen de sus Vidas. Hemos
encontrado casas tanto desordenadas como ordenadas,
llenas de recuerdos del pasado y de actividades del presente,
repletas de gestos y rituales. Hogares y existencias
iluminadas por la luz, espléndidas vistas de historias
humanas, imperfecciones y aspiraciones. Este trabajo no
se hubiera podido realizar plenamente si no hubiéramos
encontrado en Gianluca Vassallo un intérprete natural y
consciente, capaz de dar forma a lo que habíamos imaginado.
El creador de los significados que buscábamos y que,
vestidos con la sencilla elegancia de la gráfica de Artemio
Croatto, se enriquecen ahora con este segundo capítulo.
Con Vite proponemos el diseño en su dimensión más humana.
Ese diseño que expresa sus cualidades en las casas de
personas que viven sus hogares como espejos, para verse
sin mostrarse, o para encontrarse sin exponerse.
Carlo Urbinati
Fundador y Presidente de Foscarini
ES pp.008
EMPECÉ A HACER FOTOGRAFÍAS CUANDO
YA ERA ADULTO.
Sucedió por casualidad, en Nueva York, en 2008.
Alex recuerda bien aquel verano, había llegado de la nada,
sin avisar, para perderme en el tiempo magnífico de la
primera conciencia de ser hombre, y él, que había sido mi
amigo ya durante la infancia, lejos de allí, me había prestado
una cámara para mirar mejor el mundo, o para volver a
mirarlo, después de haberlo atravesado.
Era mi último verano de niño y, juntos, el primero como
adulto. El único, hasta entonces, lejos del mar.
Recuerdo bien mi primera foto. Estaba en Jamaica, en
Queens, una mujer de color, madre de una madre, con las
caderas tan anchas como los hombros, entraba en casa con
bolsas de la compra, mientras un niño le sujetaba la puerta.
Dentro se veían pocas cosas, pero suficientes para
permitirme imaginar su vida. Un póster de Obama, las piernas
de un hombre, un crucifijo y un teléfono en la pared.
Yo no sabía nada de fotografía, y esa foto me lo decía.
Pero también me dijo lo que buscaba en el mundo.
Aquel verano me di cuenta de algunas cosas sobre mí y la
fotografía que siguen siendo fundamentales, es decir,
que la fotografía, para mí, no consistía en capturar el
momento, sino en saber esperarlo, que no quería registrar
la mirada, sino la sensación. Y luego, que un buen amigo,
conoce mejor que tú el valor que llevas dentro. Entonces fue
Alex el que lo sabía. Con los años fue Carlo. El señor
Foscarini, como le llaman los que no son sus amigos
Gianluca Vassallo
Fotógrafo
ES pp.013
DANIEL EN GUÉRANDE. REGIÓN: PAÍSES DEL LOIRA
ATARDECER, ESTANQUE, CARPAS
Durante veinte años mi hogar fue un velero, en las Antillas.
Yo era el patrón: St Barth, Guadalupe, La Reunión, mares
cristalinos, islas, todo lo que podáis imaginar. El viento y el
sol, siempre. Pero mientras tanto había comprado un terreno
aquí, en el «marais», entre los pantanos de sal de Guérande;
porque sabía que era aquí donde quería venir a vivir y
construir mi casa. Lo más lejos posible de todo, del tráfico,
de los rascacielos, del caos y de la gente. Aquí puedo vivir
escondido. Lo que más me gusta es el cielo, el cielo libre,
puro, que se ilumina como fuego al atardecer.
El cielo que veo cuando voy a dar de comer a mis carpas.
En los trópicos los días son demasiado cortos, la noche llega
muy rápido. Aquí tengo tiempo para disfrutar del cielo. ¿Echo
de menos el mar y el viento? Un poco, pero no demasiado.
Cuando los echo de menos, alquilo un barco con amigos y
navegamos por el Mediterráneo. Pero por ahora, mi cielo
es suficiente.
Daniel vive con Lydie, y el gato Spoty, en las tierras
de Guérande.
ES pp.037
MARINA EN MEERBUSCH. REGIÓN: RENANIA
FRONTERAS, FAMILIAS, VIAJES.
Mi vida está hecha de fronteras. Nací en Minsk, Bielorrusia,
y mi padre aún vive allí; estudié en Moscú; llegué a Alemania
por trabajo, donde conocí a mi marido, que es abogado.
Nos casamos y tuvimos una hija. A nuestro alrededor,
muchos cuadros que hemos comprado viajando; muchos
son de Minsk, me recuerdan a mi infancia. Y muchas fotos
familiares en marcos de plata, como se hacía antes: mis
padres, los de mi marido, su primer hijo con su mujer y su
nieto, nuestra hija, nuestro primer terrier que por desgracia
ya no está. Compramos esta casa hace ocho años, todo lo
contrario de lo que yo soñaba: quería algo antiguo,
Jugendstil, pero mi marido insistió para que por lo menos
fuéramos a verla. Y cuando crucé el umbral me enamoré al
instante. De alguna manera, eso también fue cruzar una
frontera: confiar, descubrir.
Marina vive en Meerbusch con su marido Eckart
y su terrier Emma.
ES pp.077
GABRIELE EN CALDONAZZO. REGIÓN: TRENTINO
LUZ, LENTITUD, LAGO.
Para mí, el punto en el que la casa es más casa es en la mesa
larga que hay frente a la pared de vidrio. La construimos con
tablones de madera recuperados de un viejo embarcadero en
el lago Caldonazzo, aquí al lado. Ahora es la mesa en la que
comemos y tomamos café; donde mi mujer escribe los
cuentos que estoy pintando con acuarelas, nuestro nuevo
proyecto que espero se convierta pronto en un libro.
Llevamos 25 años casados. Éramos muy jóvenes, yo tenía
22 años y ella 21. Enseguida nació Giada, y luego Camilla.
Nuestra visión del mundo juntos parte de aquí, de esta pared
de vidrio que hemos querido lo más amplia posible: el jardín
que es un hogar fuera de casa, el arce a cuya sombra me
refugio en verano para leer. ¿Mi luz preferida? La hora azul,
cuando la puesta de sol entra en las habitaciones.
No tenemos cortinas, nos gusta que las hojas, las sombras y
los colores entren dentro. Casa, naturaleza y lentitud. Tengo
mi propia agencia de comunicación, en Trento, pero los
viernes no se trabaja. Se vive.
Gabriele vive en Caldonazzo con su mujer Paola y sus hijas.
ES pp.107
KARINA EN WUPPERTAL. REGIÓN: CONDADO DEL
MONTE (RENANIA)
VENTANAS, JUEGOS, FUTURO.
Nos conocimos poco antes del confinamiento, en Berlín,
en un club de música tecno. Decidimos irnos a vivir juntos,
en Wuppertal, donde ya vivía Claus, muy rápidamente.
Pasamos juntos la pandemia y acabábamos de conocernos.
Fue una aventura, estábamos casi sin muebles, con un
colchón en el suelo. Esta es nuestra primera casa, y nos
gusta mucho porque está dentro de un edificio antiguo,
una Fachwerkhaus, las típicas casas alemanas con
entramado de madera. Nos gusta la habitación bajo el tejado,
la ventana que da a un pequeño parque infantil. En nuestro
futuro vemos niños, una familia y quizá una casa en el campo
par poder tener un pequeño huerto y una cabra. Mientras
tanto, miramos al pasado y lo transformamos: yo, Karina,
hago collages con periódicos viejos, me entusiasma dar
nueva vida a las cosas. Es un poco como comprar ropa usada
y recomponerla. Chaquetas o camisetas para Claus, una falda
dorada de la década de 1970 para mí, inspiración Studio 54.
Imaginar el futuro a partir del pasado.
Karina y Claus viven en Wuppertal.
ES pp.141
VALÉRIE EN CAEN. REGIÓN: BAJA NORMANDÍA
ESTACIONES, NIÑOS, SÁBANAS.
Elegimos esta casa, que se encuentra en el centro de Caen,
también por el jardín, donde crece la lavanda, junto con rosas
blancas, y en verano las dalias, que son sublimes.
En las paredes se mezclan colores que para mí son los de
Normandía, es decir, gris, azul, verde. Con la luz del
atardecer, para mí es la más bonita. Nuestros tres hijos ya no
viven con nosotros, pero sus dormitorios siempre están ahí,
esperándoles a ellos y a sus amigos, son dormitorios vivos.
Me encantan los meses de abril y mayo, cuando el jardín
empieza a florecer, cuando la lavanda está a punto de brotar;
luego la corto, preparo bolsitas para los armarios, es un trozo
del jardín que entra en casa. ¿Mi momento favorito? Los
domingos por la mañana. Soy médico, al igual que mi marido;
el domingo es el momento en que podemos desconectar,
cuando él me trae el té a la cama y yo puedo leer. Los libros
me esperan en silencio en la mesita de noche. Quizá por eso
me gusta elegir cuidadosamente mis sábanas. De color rosa
suave, por qué no. Eso también me recuerda a la primavera.
Valérie vive en Caen con su marido Bertrand.
Translations
Spanish
317
Foscarini — Vite
Texts by Lisa Corva