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muchos compositores que escuchan su obra
y a veces no la perciben. Puede ser que no
se sientan identificados al cien por cien con
ella. Aunque también es cierto que en este
caso hay una orquesta y un director que
han hecho su propia interpretación.
ACB: De la misma manera, hay muchos
proyectos que al final te acaban superando.
A mí me pasó con la Caja de Granada.
BLH: Tengo un buen recuerdo del libro
Los ojos de la piel, de Juhani Pallasmaa,
cuando lo leí por primera vez me llamó
mucho la atención porque trataba la rela-
ción entre la arquitectura y los sentidos.
Me pareció un texto absolutamente reve-
lador. Hablaba de temas como los sentidos,
los sentimientos o incluso las emociones.
Cosas que a priori no entran en la vivencia
de la arquitectura. Se refería a la emoción,
pero no la del edificio en sí terminado,
sino justo de esa capacidad de sonar que
mencionabas antes. Ese edificio que canta
bien, que tiene poesía, y que tiene una
nueva vida. Por esto, los arquitectos tam-
bién sois hacedores y, desde luego, eso no
está al alcance de cualquiera.
ACB: Efectivamente, no hay duda de
que hay muchos puntos en común entre
la música y la arquitectura.
BLH: Sin duda. Por ejemplo, ahora se ha
empezado a plantear un proyecto, precisa-
mente para intentar entender cómo era la
sonoridad en los edificios históricos, cómo
podía sonar la música en ellos. Se iba a
desarrollar en el Palacio Real, para conocer
cómo sonaba la música de esa época en
los propios términos de su tiempo y con
instrumentos originales. Es decir, tratar de
comprender cómo sonaba la música en su
contexto físico, pero también histórico.
ACB: Con esto que cuentas, me hace re-
flexionar que también es muy preocupante
que no se estudie más música en el colegio.
Igual que uno no se explica por qué han
quitado la filosofía de los estudios básicos,
no se entiende que no haya más música.
BLH: Fíjate que ahora se empieza a es-
tudiar la historia desde 1812, ¡es tremendo!
Tanto la desaparición de la filosofía, como
la reducción de la música, que son asigna-
turas claves e imprescindibles para formar
a los ciudadanos del futuro.
ACB: Siempre he pensado que para ser
buen arquitecto hace falta ser culto. Desde
luego, se es mejor arquitecto si se es culto.
Por ejemplo, yo tengo más libros de poesía
que de arquitectura, y los disfruto más. Pero
bueno ya hemos hablado de filosofía y mú-
sica; dejamos para la siguiente la poesía…