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tu trabajo está hecho desde una perspectiva
portuguesa?
ESM: Lo que más me gusta de Portugal
es la atmósfera, el ambiente. La arquitectura
no es únicamente física. Si diseñas una silla,
puedes hacerlo tú solo en una semana, pero
diseñar en un lugar, en un país, te obliga
a pensar en muchas otras cosas. Por eso la
arquitectura es un asunto social. Para llegar a
la máxima calidad en la profesión tienes que
pensar en el tiempo, el material, los oficios, la
buena relación con el cliente… No hay buen
edificio con un mal cliente.
JP: Cuando enseñaba en Doha, no se me
ocurría dedicarme a la arquitectura allí por-
que no tenía por dónde empezar. Es una
ciudad sin lugar. Es un no-lugar sin fin.
ESM: Es el coche y el hotel. Esta cuestión
de lo regional y lo local es muy interesante. Lo
hablaba con Frampton, que siempre defien-
de el regionalismo. Creo que hoy es ridículo
hablar del regionalismo como antes se enten-
día, hoy hay un nuevo regionalismo. Pachi
Mangado, por ejemplo, va muchas veces a
Portugal porque está muy interesado en los
oficios de allí. Viene a discutir unas cosas
y otras con los artesanos y, con el tiempo,
forman un equipo. Me siento más identifi-
cado con este tipo de trabajo, que con el que
desempeñan en Lisboa, por ejemplo. Y no es
una cuestión de rivalidad, sino de empatía.
JP: Estoy de acuerdo. En Finlandia hay
una tradición de no hablar. Me he dado
cuenta de que allí la calidad de la arquitec-
tura es mejor cuando hay una crisis (ya sea
económica, política o social) y empeora en
momentos de riqueza, cuando todo se da
por garantizado. No creo que la arquitectura
pueda existir sin la seguridad de que hay un
futuro mejor. La arquitectura se construye
desde la esperanza.
ESM: Cuando la gente me pregunta
“Eduardo, ¿qué le dirías a los jóvenes arqui-
tectos en esta etapa de crisis?”, yo respondo
que siempre he trabajado en una etapa de
crisis. Es bueno representar una oposición a
esa crisis. En chino, la palabra crisis signifi-
ca cambio y proyecto. Siempre es positivo.
Hay que tener cuidado, además, porque hay
mucho oportunismo con esta idea de la crisis.
Los clientes, por ejemplo, aprovechan para
intentar reducir los presupuestos y cosas así.
«Creo que hoy es ridículo
hablar del regionalismo
como antes se entendía,
hoy hay un nuevo
regionalismo»