46 C 05
Innovation
Technology
3
3D printing
The future of the everyday
Ha aparecido en escena un nuevo modelo de manufactura, el de la
Tercera Revolución Industrial, que crece de manera exponencial.
Ya hay centenares de empresas que fabrican productos físicos con
un software parecido al que genera información en forma de vídeo,
audio y texto. Este proceso recibe el nombre de impresión 3D.
Hoy en día ya se están fabricando desde joyas hasta piezas de
aviones o prótesis humanas con impresoras 3D. Muchos aficionados
fabrican objetos y piezas por su cuenta. Los consumidores están
dejando paso a los ‘prosumidores’ en la medida en que las perso-
nas se convierten en productoras y consumidoras de sus propios
productos. La impresión 3D difiere en varios aspectos importantes
de la manufactura centralizada convencional.
En primer lugar, hay poca intervención humana aparte de la
creación del software. Y dado que este se encarga de todo, parece
más pertinente describir este proceso como ‘infofacturación’ en
lugar de ‘manufacturación’.
En segundo lugar, los ‘pioneros’ de la impresión 3D han senta-
do las bases para que el software que usan las impresoras sea de
código abierto y que los prosumidores compartan sus diseños en
redes de usuarios de esta tecnología. Esta noción de diseño abierto
concibe la producción como un proceso dinámico en el que miles
—o hasta millones— de usuarios aprenden unos de otros colabo-
rando en proyectos.
En tercer lugar, a diferencia de la manufactura tradicional, la
impresión tridimensional es un proceso aditivo, que sólo utiliza
una décima parte del material que se emplea en la manufacturación
sustractiva, otorgando a la impresión 3D una ventaja muy clara en
cuanto a eficiencia y productividad.
En cuarto lugar, las impresoras 3D pueden imprimir sus propias
piezas de recambio sin necesidad de invertir en piezas nuevas y
caras ni sufrir retrasos por la espera.
En quinto lugar, el movimiento de la impresión 3D está pro-
fundamente comprometido con una producción sostenible y hace
hincapié en la durabilidad, el reciclaje y el uso de materiales no
contaminantes.
En sexto lugar, los usuarios de impresoras 3D pueden abrir un
negocio, conectarse a cualquier lugar donde exista una infraes-
tructura IdC (Internet de las cosas) y disfrutar de unas eficiencias
termodinámicas muy superiores a las de las fábricas centralizadas,
con una productividad mucho mayor.
Finalmente, conectarse a una infraestructura IdC local confiere
a los pequeños infoproductores una ventaja definitiva sobre las
empresas centralizadas y la integración vertical de los siglos xix y
xx, porque pueden alimentar sus vehículos con energía renovable
con un coste marginal casi nulo, reduciendo considerablemente
los gastos logísticos de la cadena de suministro, así como los
Jeremy Rifkin