74 C 04
tos, que en los años 1960 hizo las veces de
catálogo para la exposición homónima en
el MoMA, donde dio cuenta de los edificios
llamados vernáculos, que antes de la época
de la energía barata habían dado respuestas
elegantes e ingeniosas a los climas loca-
les. Estos iban desde las benignas regiones
mediterráneas hasta los extremos del calor
del desierto o del intenso frío de las zonas
polares o alpinas. Los edificios resultantes
estaban construidos con los materiales dis-
ponibles y siempre mantenían la armonía
con el paisaje. No se pueden atribuir autores
a este inmenso conjunto de obras vernáculas
que abarca todos los continentes, y que no
se considera arquitectura en el sentido tradi-
cional del término por la mayor parte de los
que escriben sobre el asunto. Sin embargo,
para mí, incluso cuando era estudiante, han
sido unos modelos importantes e inspirado-
res. Por ejemplo, nuestro proyecto de ‘cero
emisiones’ y ‘cero residuos’ en Masdar no
hubiera sido factible sin la aplicación de las
lecciones intemporales que aprendimos de
las construcciones tradicionales del desierto,
que se remontan a varios siglos atrás. Obras
como nuestro sistema de escuelas en Sierra
Leona o la bodega para Château Margaux
son adecuadamente locales en su respuesta
y en su modo de volver a lo esencial. Quizá
está en la naturaleza de los medios de co-
municación —como creo que está en la de
todos nosotros— el dejarnos llevar por lo
más grande, lo más largo y lo más alto, y
conmovernos por la dimensión épica de las
cosas. Pero esto no debe restar importancia
a los edificios más pequeños.
LFG: Sin embargo, proyectos como Tra-
falgar Square han merecido atención públi-
ca, pero son muy silenciosos.
NF: Sí, a menudo me preguntan cuáles
de mis edificios en Londres son más im-
portantes. Casi de manera refleja, digo que
Trafalgar Square y el Millenium Bridge pues,
debido a su importancia para la comunidad
—sea para los locales o los visitantes— y para
Londres, creo que han tenido mucho más
impacto social que cualquier edificio. Esto
no significa subestimar el British Museum o
muchos otros de nuestros proyectos, pero se-
ñala la importancia de la infraestructura del
espacio público, de las rutas y las conexio-
nes. Cuando me mueva por Madrid en las
próximas veinticuatro horas, la impresión
más duradera que me llevaré será la de sus
espacios públicos. Por supuesto, me acordaré
de este edificio y de mi apartamento. Pero
el panorama general será el de las infraes-
tructuras de Madrid: sus espacios, rutas y
conexiones, el trayecto desde el aeropuerto,
el paseo a pie hasta el restaurante...
LFG: Una vez afirmaste que te habían in-
fluido muchos edificios, pero ninguno tanto
como las bibliotecas.
NF: Los libros han sido también una de
las influencias más poderosas en mi vida.
Diría incluso que, sin libros y sin el acce-
so a una biblioteca pública, no estaríamos
conversando hoy. Podría haber terminado
como un oficinista o un obrero en algún
lugar del norte de Inglaterra; desde luego, no
como arquitecto. Hay todo tipo de vínculos