Dipping Light
El diseño es ese valor añadido a nuestro entorno con vocación
de mejorar la vida. Lo apreciamos porque sabemos que no
todo aquello que nos permite progresar tiene tan buenas
intenciones. Al contrario, algunas dinámicas de las que no
podemos prescindir atacan directamente la salud del planeta,
la salud de nuestra cultura e, incluso, la salud sin más.
El diseño y la industria se han conocido para permitirnos
alcanzar muchas cosas que antes estaban reservadas a unos
pocos. Hemos avanzado mucho juntos.
Por eso, ahora le pedimos a los diseñadores que, además de
proyectar, tengan en cuenta algo tan importante como nuestro
futuro como especie y que introduzcan la responsabilidad en
su mesa de trabajo.
La nueva frontera del diseño consiste en recuperar la
esencia de lo que siempre fue hacer un producto bien hecho,
con el alma y la autenticidad que merece un objeto que nos va
a acompañar en este trayecto vital durante un tiempo. Revivir
el carácter que hace a los objetos, a las lámparas, una pieza
única que, tal vez, nos trasciende para iluminar, en sentido real
y figurado, a otras generaciones.
El diseñador y la empresa productora rinden tributo a
esas personas, casi siempre anónimas, que cierran el círculo
virtuoso de un producto bien hecho, de un objeto que goza
de algo más que forma y función. Reconocen el amor por el
producto bien acabado, el gusto por el detalle y el significado
del concepto de maestría industrial.
Las lámparas de Marset, están producidas en el interior
del círculo de la compañía, gracias a productores y artesanos
colaboradores que participan con entusiasmo en todo el
proceso, con la ventaja de la cercanía. Desde la génesis sobre
el papel hasta la apertura del horno, la troqueladora o la mesa
de acabado, con el ojo experto que sabe distinguir el trabajo
bien hecho.
Un homenaje a la mano del hombre que, por encima de la
máquina, nos reconcilia con nuestro entorno y nos hace creer
que es posible un futuro mejor.