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SAINT GEORGE AND THE DRAGON / SAN JORGE Y EL DRAGÓN
According to an old legend, the city of Silene in present-day
Libya was terrorized by a ferocious dragon that wreaked
havoc upon the population. To appease the dragon, the people
offered it a human sacrifice every day, chosen by lottery. One
day, as ill luck would have it, the king’s daughter was picked.
However, on her way to her destined fate, a gallant knight
who happened to be passing by volunteered to protect her.
George waged a bitter struggle with the fierce creature until
he finally managed to pierce it in the chest with his lance. A
beautiful rosebush blossomed from the dragon’s blood and
the knight gave it to the princess.
Saint George and the Dragon (01001975) is Lladró’s
interpretation in porcelain of the legendary episode. This
sculpture is part of a limited edition of 350 pieces.
Artistically speaking, worth underscoring is the wealth of
enamels, with around twenty different tones applied on
the dragon and a variety of textures that accentuates the
modeling and affords the mythical beast greater volume.
On the contrary, the depiction of the knight is given a softer
treatment, tempered by the clear skin and the classically
handsome features. The contrast is further enhanced by the
white of the knight’s faithful steed, a symbol of the nobility,
bravery and loyalty necessary to conquer evil.
One should also bear in mind the technical complexity
involved in balancing such a dynamic creation, with the
dragon in a contorted posture and the knight and his horse
rising in the heat of the battle. The composition calls for the
model to be fragmented into a large number of parts before
being subsequently reconstructed, as well as particularly
elaborate processes of decoration and firing.
The scene is rounded off by a base in keeping with the
grandiosity of a piece that speaks to us of the eternal struggle
between good and evil, construction and destruction, cosmos
and chaos, that lies at the very heart of the legend from which
it takes its inspiration.
Según una antigua leyenda, la ciudad libia de Silca vivía
aterrorizada por un terrible dragón que causaba estragos entre la
población. Para tranquilizarlo, sus habitantes debían entregarle
en sacrificio a una persona cada día, elegida por sorteo. Un día la
mala suerte le llegó a la hija del rey, quien en el camino hacia su
destino se encontró con un caballero que se ofreció a protegerla.
Jorge libró una gran batalla con la feroz criatura hasta que logró
clavarle la lanza en el pecho. De la sangre derramada nació un
hermoso rosal que el caballero le entregó a la princesa.
San Jorge y el Dragón (01001975) es la interpretación en
porcelana Lladró de esta aventura legendaria. Esta escultura
forma parte de una serie limitada de 350 piezas.
A nivel artístico, destaca la riqueza de esmaltes, con cerca de
veinte tonos diferentes aplicados en el dragón y una profundidad
en las texturas que acentúa el modelado y le proporciona volumen
a la fiera. Por el contrario, el caballero presenta un tratamiento
muy suave, dulcificado por la piel clara y los rasgos apolíneos.
Un contraste reforzado con el blanco del caballo, símbolo de la
nobleza, valentía y lealtad necesarias para vencer al mal.
A ello se une la complejidad técnica de una creación dinámica,
de difícil equilibrio, por las posturas de ese dragón enroscado
y del caballo y su jinete alzados en el fragor de la batalla. Una
composición que requiere que el modelo se fragmente en un gran
número de partes para su posterior reconstrucción, así como de
unos procesos de decoración y cocción especialmente laboriosos.
Completa la escena una peana en consonancia con la grandiosidad
de una pieza que nos habla de esa eterna contraposición entre el
bien y el mal, la construcción y la destrucción, el cosmos y el caos,
que palpitan en la leyenda que la inspira.