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LAMASSU
En tiempos del Imperio neo-asirio (883-612 a.C.) unas esculturas
de monumentales toros, a menudo alados y con cabeza de
hombre, eran situadas en los accesos a los palacios reales para
guardar la entrada. Colocados a ambos lados de la puerta, los
llamados Lamassu simbolizaban los poderes sobrenaturales
de los reyes y la creencia general era que ahuyentaban el mal
atrayendo la buena fortuna.
Lladró se ha inspirado en las antiguas representaciones
mesopotámicas para crear esta serie limitada de 750 unidades
realizada en Alta Porcelana. En concreto, este Lamassu, que
transmite toda la fuerza y el poder de estas criaturas, recuerda
a los que flanqueaban la Puerta de Ishtar, una de las ocho
entradas de la muralla de Babilonia.
La decoración de esta pieza merece una mención especial. Los
artistas del Taller de Alta Porcelana han enriquecido a esta
criatura mitológica, habitualmente monocroma, con los colores de
la antigua Mesopotamia. Destacan los tonos azules, los turquesas
recordando al lapislázuli y los dorados como símbolo de riqueza,
todos aplicados a mano, con pulso preciso. A ellos se unen nuevos
tonos de lustre, en azul cobalto y marrón, así como la combinación
de acabados mate, brillo y satinado. Una riqueza de colores y
texturas de la que sólo son capaces los más expertos artesanos.
Cada uno de los elementos de este ser mitológico está recreado
con una exactitud sorprendente. El toro salvaje de Mesopotamia,
símbolo de fuerza, un enorme animal de casi dos metros de alto
que solían cazar los reyes en tiempos de los asirios; el águila, como
representación del monarca contemplando a sus súbditos; y la
testa humana coronada en alusión a su inteligencia, con el rostro
del Lamassu esculpido para representar al monarca reinante en
el momento de realizar la escultura. Encima de la cabeza se ve
una corona, exhibiendo la cornamenta como signo de divinidad.
La forma arquitectónica de la peana refuerza el carácter
escultórico de esta pieza.
During the time of the neo-Assyrian Empire (883-612 BC)
sculptures of monumental bulls, often winged and with a
human head, were placed at the gates of royal palaces in order
to guard the entrance. Located on either side of the gate, the
so-called Lamassu symbolized the supernatural powers of the
kings and the widespread belief that it warded off evil spirits
and attracted good fortune.
Lladró has drawn inspiration from ancient Mesopotamian
depictions to create this series of 750 units made in High
Porcelain. This specific Lamassu, capturing all the strength
and power of these creatures, reminds us of the ones flanking
the Ishtar Gate, one of the eight entrances in the Walls of
Babylon.
The decoration of this piece deserves a special mention. The
artists from the High Porcelain Workshop have enriched this
mythological creature, usually depicted in monochrome, with
the colors of ancient Mesopotamia. Particularly striking are
the blue tones, the turquoises reminiscent of lapis lazuli and
the golden hues symbolizing wealth, all meticulously applied
by the steady hand of Lladró artists. New lusters in cobalt-blue
and brown are then added, as well as a combination of matte,
gloss and satin finishes. Only the most expert artisans are
capable of achieving this wealth of colors and textures.
Each one of the elements of this mythological creature has
been masterly reproduced: the wild bull of Mesopotamia,
a symbol of strength, was a huge animal standing almost
two meters high that used to be hunted by the kings in the
times of the Assyrians; the eagle representing the monarch
as he looks down on his subjects; and the crowned human
head alluding to his intelligence, with the Lamassu’s face
sculpted to represent the reigning monarch of the time when
the sculpture was made. Above the head is a crown, with the
horns as a sign of divinity.
The architectural shape of the base enhances the sculptural
nature of the piece.