[en] In 1984, Indonesia banned the export
of raw materials and once again it was
imperative to rethink the business model.
Miguel Laso Llopis formalised a joint
venture with an Indonesian supplier in order
to manufacture half-finished products.
They were later sent to our headquarters
in Moixent, where they were assembled
and brought to completion. In those days,
Expormim founded its own company in
Indonesia in order to reinforce production
and try to meet the needs of the marketplace.
Products were much appreciated, demand
continued to increase. Business was booming.
New facilities were set up in Spain and La
Exportadora del Mimbre became Expormim,
an acronym still retaining all the essence
of the original name while making it easier
to recall and spell in non-Spanish speaking
countries.
Moving forward to the 1990s, all the progress
achieved in the international arena got
consolidated while the Spanish market
kept flourishing. By mid-1990s, some
marketplaces started to turn down rattan.
Once more, we had to change with the times.
We launched a successful new furniture
collection made of beech wood. In addition
to apartments, Expormim also provided
furniture for cafés and hotels worldwide.
More than 50 countries already relied on our
products. Satisfied costumers multiplied
throughout the five continents.
And this is how we finally found ourselves
facing the much-awaited 21st century. In
January, 2002, the euro, Europe’s shiny
new single currency, came effectively into
force. Rattan furniture was on the verge
of extinction. Asian imports were pushing
hard. We had to proceed to our umpteenth
reinvention, this time led by the third
generation of the Laso family who had already
taken over the management of the company.
[es] En 1984, Indonesia prohíbe las
exportaciones de materia prima y una
vez más, es necesario repensar el modelo
de negocio. Miguel Laso Llopis formaliza
una alianza estratégica con un proveedor
indonesio a fin de manufacturar productos
semielaborados que se enviaban a la planta
de Moixent para su posterior ensamblaje y
acabado. Durante estos años, se establece
una empresa propia en Indonesia para reforzar
la producción y tratar de cubrir la demanda
del mercado. Los productos gozan de
aceptación, la demanda no deja de aumentar.
Todo iba viento en popa. Se habilitan nuevas
instalaciones en España y el nombre de la
empresa se transforma en Expormim, un
acrónimo que respeta la esencia primigenia,
pero que resulta más sencillo de pronunciar y
recordar en los países de habla no hispana.
Es en los 90 cuando se consolidan los logros
obtenidos en el terreno internacional en
tanto que se mantiene el auge en el mercado
español. A mediados de la década, algunos
mercados comienzan a rechazar el rattan.
Y de nuevo hay que adaptarse. Se lanza una
colección realizada en madera de haya que
recaba gran éxito. Además de apartamentos,
ahora se amueblan también cafeterías y
hoteles de todo el mundo. Son más de 50
los países en que se distribuyen nuestros
productos. La confianza depositada en ellos
hace que el número de clientes satisfechos se
propague por los cinco continentes.
Y es así como nos enfrentamos al cambio
de siglo. Con la entrada en vigor del euro
en 2002, la práctica extinción del mueble
de rattan y el empuje de los importadores
asiáticos, en Expormim nos vemos arrastrados
a una enésima reinvención, en esta ocasión
de la mano de la tercera generación de la
familia Laso, ahora al frente de la empresa.
Las formas de consumo han cambiado
drásticamente, el cliente ya no valora tanto
More than half a century later…