65
Although the historic façade, in a French style, was strictly
respected, the architects applied a cutting-edge solution for
the new façade: a smooth, anthracite stucco wall that tried to
stitch in some way the wound caused by Via Laietana in the heart
of the old town. Unified thanks to the windows and the singular
sculptures shaped as eyes, the old and the new façade engage in
a fluid dialogue that builds bridges between two different historic
and artistic periods and allows for a peaceful coexistence of styles.
That thousand eyes of vitreous enamel, eyes that never blink
maybe because they are afraid of missing something important,
are the result of the Catalan artist Frederic Amat’s vision: “My
intervention is born from the will to connect two sights, that of
the artist and that of the guests or the passers-by. [...] Acupuncture
on a building, with needles as pupils, offering the observers a
constellation of eyes and their shadows. A dance of irises. Eyes
that see you. Eyes to see yourself”. Thus, the building was given a
unique touch but without damaging its physiognomy.
Aunque se respetó rigurosamente la fachada histórica, de
estilo francés, la solución adoptada para la nueva fachada fue
totalmente vanguardista. Oscura y sencilla, terminada con
estucado al fuego de color antracita, buscaba en cierta manera
suturar la herida abierta por la Via Laietana en la Ciutat Vella.
Unificadas a través de las ventanas y de las singulares esculturas
en forma de ojo, entablan un diálogo fluido que les permite
tender puentes entre dos épocas artísticas e históricas y favorece
la convivencia entre estilos muy alejados entre sí.
Ese millar de ojos de porcelana esmaltada, que nunca
parpadean quizá por miedo a perderse algo, son fruto de la visión
de un artista catalán, Frederic Amat: “Mi intervención nace de la
voluntad de correspondencia de miradas entre la intervención
artística y los huéspedes del hotel o los paseantes. […] Acupuntura
a un edificio, con agujas como pupilas, ofreciendo al espectador
una constelación de ojos y sus sombras. Una danza de iris. Ojos
que te ven. Ojos para verse”. Así, se aportaba un toque original y
único al inmueble sin agredir su fisonomía.
OHLA
