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ciones en el mundo: las montañas y el mar,
lo que hay entre medias me aburre.
BI: Estoy de acuerdo.
KT: Pero me encanta la reflexión que
hacías. Ese tipo de reto. Muchas veces pien-
so, por ejemplo, que si el viento en contra
no es muy fuerte debería cerrar el estudio
porque se necesitan las fuerzas en contra
para llegar a tus objetivos. Si el viento no es
suficientemente fuerte, quédate en casa. Si
te fijas en donde tenemos nuestras oficinas
en Oslo, verás que estamos completamente
expuestos al clima. Una nave en la punta
más alejada de la ciudad, mirando al sur,
directamente al fiordo, a veinte metros de
él. Recibes todo el clima: el invierno, la
primavera, el otoño, el verano… Además
tienes a todos los pescadores delante. Y es la
cercanía a estas cosas, como ya hablábamos
antes, la que te hace aprender de ellas. Para
diseñar algo, debes conocerlo por dentro.
Debes meterte bajo la piel de las cosas. El
paisaje lo consigue.
BI: Para acabar con el tema del paisaje.
Creo que hay algo que nuestros trabajos
comparten, y es la idea de invitación. Te
he oído llamarlo generosidad. Es una in-
vitación a algo distinto. En una de nues-
tras primeras viviendas, las VM Houses,
introdujimos unos balcones de 5 metros
de ancho. La idea era estar en el vacío, tan
lejos como fuese posible. Cuando te pones
en la punta sientes que estás en el aire, sólo
rodeado por tus vecinos. Esto también se da,
por supuesto, en el proyecto The Mountain
y la Eight House donde subes por una pista
de esquí. La idea es que cada proyecto per-
mita algo que habitualmente es inaccesible,
de forma que no tienes una acumulación
de recintos privados, sino un nuevo tipo
de paisaje artificial creado por el hombre.
KT: Hablábamos de que la arquitectu-
ra debía ser activa. Para mí tiene que ver
con las preposiciones: en, sobre, entre…
Algo que se pueda relacionar con muchas
preposiciones de repente te coloca en una
posición activa frente al mundo. Si puedes
andar sobre, o bajo algo, si puedes atrave-
sarlo… etcétera, entonces estás cerca del
paisaje. Porque el paisaje, y todo nuestro
lenguaje se basa en el hecho de que desarro-
llamos preposiciones para definir nuestra
posición ante las cosas. Dónde estamos en
relación con otros. Si la arquitectura sólo
significase estar ‘dentro’, entonces no esta-
ríamos siendo sujetos activos, porque sólo
se define con una preposición. Debe haber
un conjunto de preposiciones para que lo
seamos. Esta discusión la tuvimos en la
Bienal de Venecia; yo no me conformo con
la distinción entre dentro y fuera en el de-
bate sobre el espacio público, simplemente
porque creo que eso limita la arquitectura y
el propio espacio público. Me interesan tus
diseños porque veo que tú también buscas
crear edificios activos.
BI: Sin duda. Normalmente diferencia-
mos cuando hay una necesidad, un «debería
tener», o un deseo, un «me gustaría tener».
Cuantos más «me gustaría tener» puedas
añadir a lo que el cliente o el programa
pide, mejor.
KT: Por ejemplo, ahora hay una discusión
en las oficinas de urbanismo de Oslo por-
que no saben cómo representar la Ópera en
los planos. ¿Es un edificio?¿Es una plaza?
¿Debe aparecer proyectado o seccionado?
No lo saben, y eso es fantástico.
BI: Ese es mi sueño. En los planos ur-
banos la zona residencial es amarilla, los
edificios públicos son rojos, los parques
son verdes… y ahora mi obsesión son las
zonas grises, las industriales. Es como un
tejido canceroso en los mapas. Por eso me
interesa saber cómo van a etiquetar nuestra
central eléctrica. Debería ser verde, o quizá
roja, pero definitivamente no gris. Aunque
también es gris…
KT: Estoy de acuerdo. Esta clase de hí-
bridos son los que conoces en el paisaje y
la naturaleza. Nunca son una sola cosa. Si
no aceptamos la complejidad de los siste-
mas en los que nos movemos, es imposible
que progresemos. No podemos copiar la
naturaleza, pero debemos pensar que cuan-
do hacemos un nuevo edificio, no es una
naturaleza artificial, sino una nueva reali-
dad. Esta realidad, sin embargo, sí puede
aprender cosas de cómo opera la naturale-
za, para empezar, de estos aspectos híbridos
de los que hablamos. Vuestro trabajo lo
hace mucho en cuanto a infraestructuras
sociales, donde añadís una función sobre
la otra. Es una estrategia fantástica, porque
es lo que hace el paisaje. La montaña te da
agua, pero también puedes esquiar sobre
ella, etc.
BI: Para mí hay dos tendencias. Una es
la centralización extrema. Por ejemplo,
«La distinción entre dentro
y fuera en el debate sobre
el espacio público limita
la arquitectura y el propio
espacio público»