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torios de fabricación— en 2005. La idea original del fab lab se debe
a Neil Gershenfeld, físico y profesor del MIT, y nació en un curso
muy popular del MIT llamado «Cómo hacer (casi) cualquier cosa».
El fab lab es «el laboratorio popular de I+D» para la Tercera
Revolución Industrial. Saca la I+D y la innovación de los labora-
torios de élite de las grandes universidades y empresas y la sitúa
en comunidades donde se convierte en un proyecto colaborativo y
en una expresión vigorosa del poder distribuido y de escala lateral.
Para que la impresión 3D sea un proceso verdaderamente local
y autosuficiente, el material utilizado para crear el filamento debe
ser abundante y fácil de encontrar.
Filabot es un ingenioso aparato de reciente creación con el tama-
ño de una caja de zapatos. Su función es triturar y fundir objetos
viejos de plástico, especialmente objetos de uso doméstico como
cubos, botellas, tuberías, DVD, gafas de sol y recipientes diversos.
El plástico, una vez triturado, cae por una tolva en un depósito
en forma de barril donde se funde por el calor generado por una
resistencia. Luego, el plástico así fundido pasa por una boquilla
de extrusión para crear filamentos que se guardan en un carrete
para imprimir.
Un estudiante holandés, Dirk Vander Kooij, reprogramó un robot
industrial para imprimir muebles a medida en una línea continua
usando el material plástico de neveras viejas. El robot puede impri-
mir una silla con varios diseños y colores en menos de tres horas,
lo que supone unas 3.000 sillas a medida al año.
Si se imprimen muebles, ¿por qué no imprimir la casa que los
albergará? Muchos ingenieros, arquitectos y diseñadores trabajan
en la construcción de edificaciones con impresoras 3D. Esta tecno-
logía aún se halla en la fase de I+D, pero ya está muy claro que este
procedimiento cambiará por completo el sector de la construcción
en los próximos decenios.
Behrokh Khoshnevis es profesor de ingeniería industrial y de
sistemas y director del Center for Rapid Automated Fabrication
Technologies de la Universidad de Southern California. Con el
apoyo y la financiación del Departamento de Defensa de los Estados
Unidos, la National Science Foundation y la NASA, Khoshnevis está
experimentando con un proceso de impresión 3D llamado «cons-
trucción por contornos» para imprimir edificios con un cemento
armado reforzado con fibra que se puede extrusionar y que tiene
fuerza suficiente para que una pared impresa se sostenga por sí
sola durante la construcción.
Khoshnevis no está solo. El laboratorio de investigación del MIT
está estudiando el uso de la impresión 3D para crear el armazón
de una casa en un solo día y prácticamente sin intervención hu-
mana. Una cuadrilla de construcción tardaría un mes en construir
el mismo armazón.
El Urbee (izquierda),
fabricado por la empresa
canadiense KOR EcoLogic
es el primer prototipo
de coche impreso en 3D.
Abajo el Fab Lab IAAC
(Instituto Avanzado
de Arquitectura de
Cataluña) en Barcelona.
Manufactured by the
Canadian company KOR
EcoLogic, the Urbee (left)
is the first 3D-printed
automobile prototype.
Below, the Fab Lab at
the IAAC (Institute for
Advanced Architecture of
Catalonia) in Barcelona.