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CI: He tenido siempre mucha suerte con
los arquitectos con los que he podido traba-
jar. Como sabes, siempre procuro construir
lugares, entonces cuando trabajo con un
arquitecto, que está construyendo un edifi-
cio con unas necesidades concretas, intento
que mi intervención no sea baladí. Es decir,
que no sea solo para poner algo bonito en la
entrada de un edificio, sino que tenga una
función y mantenga alguna autonomía. Por
ejemplo, en una obra que hice con Norman
Foster en Londres, la pieza es una barre-
ra para proteger al edificio de una posible
agresión, pero a la vez construye un lugar
de encuentro, una comunicación de un lado
del edificio con el otro, de manera que la
avenida se vuelva más presente o tenga más
sentido. La relación con el arquitecto en
ese caso fue muy interesante porque juntos
hablamos de crear ese foso, de esa comuni-
cación y de ese ilusionismo de continuidad
que yo quería crear para evocar los ríos que
habían corrido por debajo.
ED: Rescatar la naturaleza de las ciuda-
des de lo que fue y no está. Es decir, estás
imaginando lo que fue. Es una historia que
está relacionada tanto con el espacio como
con el tiempo.
CI: Sin duda. La creación de secuencias es
un material más de las piezas. Pero también
lo es la preocupación de crear lugares de
encuentro en la ciudad.
ED: Estás haciendo una escultura en un
presente, pero al mismo tiempo estás re-
habilitando un pasado y tienes que estar
pensando en un futuro.
CI: En eso pienso mucho con las pátinas.
No solo las superficiales, sino como cuando
hablábamos antes de los organismos que
pueden vivir en ellos y que pueden llegar
a transformar los colores o las texturas. Y
es una idea muy distinta de la suciedad. Es
un depósito del tiempo.
ED: Tus juegos con las perspectivas son
muy pictóricos y tienen un componente
muy cinematográfica. Este aspecto me
llama mucho la atención en tus obras y
me recuerda a las pinturas de Rogier van
der Weyden.
CI: Sí, y son muy escultóricos a la vez.
Quizás Van der Weyden es el ejemplo per-
fecto para esa idea, como dices, cinemato-
gráfica. En sus cuadros todo ocurre en un
espacio teatral, en un cajón con diferentes
perspectivas o más bien diferentes medidas
de la posición geométrica de cada una de
las figuras, como en El Descendimiento, que
es una obra magistral. Me interesan mucho
esas perspectivas que a veces son imposibles,
más renacentistas, más clásicas de la pintura.
Antes estábamos hablando de los suelos y
como estos suelos, a veces, te definen.
ED: Hoy he visto, de repente, en todo ese
suelo de Van der Weyden a Cristina Iglesias:
las ramitas, las piedrecitas…
CI: Puede ser, nunca me había fijado en
ello, pero lo que de verdad me fascina es
el cajón, ese espacio tan limitado en el que
ocurren tantas cosas.