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cambio geográfico y ambiental, un cambio
de vida total. De nuevo aparecen dos vías en
vuestra arquitectura: la vía de la fabricación y
la industrialización, como Mies van der Rohe
cuando se traslada a Estados Unidos y acaba
generando una nueva manera de construir
basada en el acero, vosotros con el hormigón;
y una segunda, mucho más expresiva, como
las piezas de Montana. Finalmente, todo esto
desencandena en el mundo de WoHo y el de
Ca’n Terra que es, al final, trabajar con la
naturaleza. En este caso sería más como Le
Corbusier, que empezó con el maquinismo y
acabó con el sol y los ciclos del día…
AGA: Nos fuimos a hacer un pequeño
parón profesional y concentrarnos en inves-
tigar y darle una vuelta de tuerca a todo lo que
teníamos entre manos. Entonces descubrimos
la ligereza dentro de la fabricación y la glo-
balidad frente a la localización de la arqui-
tectura, y cómo afectaba eso a la industria de
la prefabricación clásica. Entonces tuvimos la
necesidad de demostrar empíricamente que
todo en lo que estábamos trabajando, que
era la capacidad que tiene un kit de partes de
fabricarse en un lado del Atlántico, transpor-
tarse al otro lado y ensamblarse, era factible.
Estas acciones, que son consecuencia de la
investigación pero que se desarrollan en el
mundo real, las hemos hecho autodesarro-
llándolo nosotros, porque teníamos clarísimo
que a cualquier persona que le dijésemos que
le íbamos a construir una casa en Valdemoro,
pero se la vamos a instalar en Massachusetts,
iba a pensar que estábamos locos.
En cuanto al paisaje, diez años tardó en
madurar culturalmente La Trufa. Y la madu-
rez de ese proyecto dio la oportunidad de que
un cliente pudiese entenderlo, y pasamos de
la escala de la habitación a la del pabellón,
que nos permitió elaborar las intervenciones
en Montana. La idea es que estas dos ver-
tientes creen una energía tan fuerte entre
ambas que sean capaces de generar algo
nuevo. Ahora bromeamos con que vamos a
crear una startup, WoHo, que juega con las
reglas del mercado, y luego una startdown
que se somete a los designios de la tierra
como sustrato, aspiración poética y material.
La prefabricación trata de lo ordinario, lo
cotidiano, pero elevando la arquitectura a un
nivel que no haya tenido nunca. Ahora hay
un momento de inflexión que creo que no ha
ocurrido antes en la historia de la arquitectu-
ra. Y es que creo que, por primera vez, se em-
pieza a vislumbrar la idea del edificio como
una construcción que no se va a construir
en el sitio donde se ensambla. Hay ejemplos
muy puntuales, pero a nivel industria, a nivel
misión social, esto está ocurriendo ahora.