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por primera vez en mucho tiempo, que un
arquitecto local competía con profesionales
occidentales. Es interesante a su vez porque
tú, igual que muchos arquitectos de tu ge-
neración, comenzabais a trabajar en China,
pero habíais estudiado en Estados Unidos.
GD: Creo que se intentó usar este evento
como una fuente de confianza y orgullo de
la identidad de la nueva China, la China con-
temporánea que se integraba en el mundo.
De hecho, primero fue una muestra de fuerza,
invitando a los arquitectos más conocidos a
realizar obras importantísimas, como pasó
con el CCTV de OMA o el Bird’s Nest de Her-
zog & de Meuron. Pero al mismo tiempo, y a
partir de ese momento, se produjo un cambio
de mentalidad muy sutil. Al final, muchos de
estos arquitectos no tenían el compromiso,
el conocimiento o quizá simplemente la re-
lación con la cultura china suficiente, y les
costó adaptarse a los mecanismos del país, lo
que ha provocado que no hayan conseguido
asentarse. Simultáneamente, arquitectos de
mi generación, pero formados en Occiden-
te, empezaron a aparecer en el panorama,
con la ventaja inconfundible de ser locales.
Es decir, hemos aprendido la técnica de la
arquitectura contemporánea y compartimos
ese profundo amor por nuestra cultura.
VB: Sí, yo diría que surge una reacción por
parte de los arquitectos chinos, una oposición
a esa arquitectura importada y que de alguna
forma estaba desarrollando una identidad de
nación que no era propia. Vuestra generación,
por el contrario, propone una alternativa, que
no era exactamente occidental ni oriental, es
una suerte de fusión entre ambas que aún
estáis desarrollando y que está recibiendo
una acogida enorme entre los profesionales y
críticos occidentales. Desde mi punto de vista
estáis creando algo diferente que se inspira en
lo vernáculo, pero que es a su vez contempo-
ráneo y está basado en la tradición, en el uso
de materiales y en técnicas locales.
GD: ¿En qué consiste la arquitectura? Para
mí, lo más complejo y a la vez lo más satis-
factorio es cuando de verdad te comprometes
con un lugar y descubres en él algo propio,
culturalmente hablando. Conoces el sitio. Es
una forma de compromiso emocional que
está en el corazón de la arquitectura tal y
como yo la concibo. De ahí es de donde
viene la inspiración. La arquitectura ha de
ser capaz de establecer vínculos a muchos
niveles con la condición de lo local. Cuando
construyes en sitios cuya cultura no conoces,
la obra se convierte en un mero producto y
el arquitecto en una marca comercial.
VB: Sin embargo, hay algo que une a
muchas de estas arquitecturas, que apenas
se trata en los círculos académicos, y es el
concepto de belleza. El concepto de belleza
entendido desde el punto de vista de la se-
ducción, muy relacionado quizá con la idea
de nostalgia. En algunas obras que he visi-
tado en España he encontrado la conexión
con este sentimiento del que me hablas.
«La arquitectura ha de ser
capaz de establecer vínculos
a muchos niveles con la
condición de lo local»