58 C 16
Photos: Miguel Fernández-Galiano
Carme Pinós e Izaskun Chinchilla abordan
temas como la arquitectura, la crisis ecológica
y la futura exposición de Pinós en el Museo
ICO, pero en su conversación aflora un tema
al que dedican especial insistencia, la cuestión
del género, que es el que, al cabo, recogemos
a continuación.
Izaskun Chinchilla: Podemos, si te parece,
empezar reflexionando juntas sobre cómo
afecta la perspectiva de género a la arquitec-
tura. Te lo pregunto porque no todo el mundo
se siente igual de cómodo con este tema.
Carme Pinós: Sí, tengo cosas que decir, y
por varias razones, empezando por el hecho
de que, cuando se profundiza en la historia,
una se da cuenta de que está contada desde
un punto de vista muy masculino...
IC: Es cierto: la historia ha sido violencia y
fuerza, pero también han ocurrido otras mu-
chas cosas que no forman parte de la historia
oficial, ¿no?
CP: Por supuesto que sí. Creo que hemos
avanzado mucho y, en este sentido, pienso
que cuando el ser humano se hizo seden-
tario, la divinidad —antes representada por
la diosa madre— pasó a tutelar la guerra y,
con ello, nació el concepto de patrimonio,
el patriarcado. Se dio la vuelta al sistema: el
matriarcado dejó paso a un sistema basado
en la sucesión del patrimonio conquistado a
través de la violencia, y esto fue así a pesar de
que, en último término, sólo la mujer sabía
con certeza quién era el padre de su hijo.
Como las mujeres quedaban al margen de
la guerra, del mundo sostenido en la fuerza,
nuestro género fue relegado. Y el resultado,
previsible, es que la historia de la humanidad
está escrita por los hombres.
Cuando digo que, pese a esta situación de
partida, hemos mejorado mucho me refiero
al hecho de que ahora la guerra, la violencia,
el ejercicio de la fuerza que han sustentado
tradicionalmente el patriarcado, ya no ocupa
la posición absoluta que ocupaba antes. A
ello han contribuido factores de emancipación
femenina tan importantes como la liberación
sexual, el control de la natalidad o la llegada
de las mujeres a puestos sociales de importan-
cia. Todo esto es un gran paso, pero es sólo el
primero. Después hay que dar otros, que tienen
que ver con que el hombre se involucre más
para que la mujer pueda incorporarse de pleno
a la gestión del mundo, o con el mero hecho
de que este mundo necesita sin más a las mu-
jeres. El mundo necesita a las mujeres porque
nosotras somos menos prepotentes, hemos
desarrollado más la capacidad de escucha
y empatía, probablemente porque llevamos
milenios atendiendo y cuidando a los demás,
cosas que a los hombres les cuestan mucho. En
las sociedades tradicionales, la mujer escucha-
ba sin poder actuar; intentaba comprender: si
un hijo se convertía en asesino, el hombre lo
desheredaba, lo rechazaba como hijo, pero la
mujer lo seguía considerando como un fruto
de su misma sangre.
El mundo está formado por muchas cosas,
muchas cosas contaminadas, y esta actitud
que, por imposición del patriarcado, tuvie-
ron que hacer suya las mujeres, presenta su
lado positivo. En mi arquitectura, por ejemplo,
trato de que siempre se dé un diálogo entre dos
o tres elementos, que el proceso no consista
simplemente en la imposición de un solo dis-
curso. Estoy segura de que esta actitud tiene
que ver, en parte, con mi condición de mujer.
Las arquitectas Carme
Pinós (1954) e Izaskun
Chinchilla (1975)
se encuentran en las
oficinas de Arquitectura
Viva en Madrid para
discutir sobre el papel de
la mujer en la historia y
en la arquitectura.
Architects Carme Pinós
(1954) and Izaskun
Chinchilla (1975) meet
at the offices of the
Madrid-based magazine
Arquitectura Viva to
talk about the role of
women in history and
in architecture.
«En mi arquitectura, trato de
que siempre se dé un diálogo,
que el proceso no consista en
la imposición de un discurso»