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muy valioso. Al mismo tiempo hemos re-
cibido dos correos de dos estudiantes, uno
de Bahrein y otro chino, que acababan de
visitarlo y pensaban que era el sitio más
increíble que habían visitado y experimen-
tado. Eso es algo muy interesante de tu tra-
bajo, que no buscas la parte experiencial,
que construyes por el concepto y buscas que
tus obras hagan reflexionar a la gente, pero
en el memorial las dos cosas se juntan y eso
lo hace muy especial.
PE: Uno de los aspectos que me gustan de
este proyecto y que no es fenomenológico
—pese a que nunca he concebido la arqui-
tectura de esa manera está claro que este
trabajo es fenomenológico, porque en este
caso el cliente era diferente, era para gente
que había muerto— es que siempre me ha
interesado la posibilidad de perderme en el
espacio. Y en Berlín ocurre constantemente.
Si una madre está con su niño, y éste se es-
capa y la madre corre a encontrarlo, hay un
momento en el que está totalmente perdido.
Aunque se oigan las voces, si las dos perso-
nas se están moviendo, difícilmente vuel-
ven a encontrarse. Fenomenológicamente
no te puedes perder, pero psicológicamente
sí. Y ese es el concepto fundamental, como
aquella mujer que ahora vive en Nueva
Jersey a quien separaron de su madre en
el campo de concentración de Auschwitz:
ella sobrevivió pero su madre no, y nunca
más volvieron a verse.