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FDC: Como curiosidad, ¿os hablaban sobre
los grandes arquitectos españoles de los años
1930?
IGP: Era una mirada más hacia fuera. No
había comenzado la introspección que quizá
se produce de forma más clara a partir de la
entrada en la universidad de Rafael Moneo,
que rescata la tradición española sin dejar de
mirar lo que ocurre en el mundo.
AGP: A los grandes arquitectos de antes
de la guerra española tuvimos la oportunidad
de conocerlos muy directamente a través de
mi padre, José María García de Paredes, ar-
quitecto y amigo de muchos de ellos. Fuera
de la escuela pudimos tratar mucho a José
Luis Sert, que siempre nos animó y del que
aprendimos muchas cosas paralelas a la ar-
quitectura —pintura, música...—. A través de
Sert conocimos a Miró, por ejemplo.
FDC: Termináis la escuela en 1982, y hasta
1990 no fundáis la oficina. ¿Qué ocurre du-
rante esos años?
IGP: Empezamos a trabajar con el padre
de Ángela, un arquitecto en plena madu-
rez. Tenía un estudio pequeño, con mucho
prestigio entre sus colegas. Tras estudiar en
Madrid y después de su estancia en Roma,
donde coincide con Carvajal, empieza una
carrera fulgurante, con un Premio Nacional
de Arquitectura y unos proyectos muy inte-
resantes. Siempre quiso controlar su obra,
por lo que nunca tuvo voluntad de ampliar el
estudio. Al acabar nosotros la carrera, recibe
de la Administración una serie de encargos
muy importantes, tras inaugurar en 1978 el
Auditorio Manuel de Falla en Granada —el
primer auditorio musical que se construye en
España desde el Palau de la Música de Bar-
celona en 1908—. El edificio obtiene notable
repercusión porque plantea la relación con el
lugar y con la tradición constructiva de los
materiales. Como consecuencia le encargan el
Auditorio Nacional, y es cuando nosotros nos
incorporamos a su estudio. Fue una colabora-
ción de casi diez años que no abandonamos
voluntariamente, sino por el destino, al falle-
cer prematuramente José María. Nos encon-
tramos en una situación extraña: teníamos
la obligación moral y profesional de acabar
su trabajo, por lo que nos demoramos en
comenzar nuestra propia carrera. Empezamos
haciendo concursos. El primero fue Europan,
que ganamos; a partir de ahí comenzamos
nuestra andadura independiente.
FDC: Vuestro proyecto de Europan es muy
particular. Pienso que como jóvenes arquitec-
tos os inspirabais en Alvar Aalto.
IGP: Es una constante en nuestro trabajo.
Hay una continua presencia de referencias
que no afloran intencionadamente, pero que
están ahí.
FDC: Pienso en Aalto y por otra parte en
vuestra relación con el mundo ibérico. Quizá
la influencia de Aalto viene a través de Siza
y Moneo.
IGP: Creo que se puede hablar de una es-
pecial relación entre el norte y el sur. La re-
lación entre los nórdicos y los mediterráneos
es casi una cuestión de simetría, de equilibrio.
Países periféricos como los nórdicos resultan
atraídos por países periféricos como España o
Portugal y viceversa. Aparentemente no hay
casi puntos de contacto: ni de clima, ni social,
«La relación entre los
nórdicos y los mediterráneos
es casi una cuestión de
simetría, de equilibrio»