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Eduardo Souto de Moura (Oporto, Portugal,
1952), ganador del premio Pritzker en 2011,
dialoga con el también arquitecto y antiguo
decano en la Universidad Tecnológica de
Helsinki, Juhani Pallasmaa (Hämeenlinna,
Finlandia, 1936), sobre la relevancia de sus
países de orígen en el panorama global de
la arquitectura.
Juhani Pallasmaa: Ambos venimos de
países considerados periféricos dentro de
Europa, lo cual me parece una condición
muy positiva ya que permite observar las
cosas desde una distancia crítica, así como
con un cierto desfase temporal. En este
sentido, ¿qué circunstancias consideras
que están modificando esta relación entre
el centro y la periferia en Europa y el resto
del mundo?
Eduardo Souto de Moura: Yo me eduqué
bajo este concepto de periferia. Antes era ló-
gico —yo solía hablar mucho con Siza sobre
la cultura de lo local— pero hoy en día ya
no lo es. Por ejemplo, hoy es más fácil llegar
a París que a ciertas regiones de mi propio
país, como Évora, principalmente porque
tengo que ir en coche y tardo cinco horas en
lugar del viaje de dos horas de avión a París.
«Le Corbusier encontró
un lenguaje universal. Al
mismo tiempo siempre era
local, toda su arquitectura
era vernácula»
El concepto de la distancia ha cambiado.
En arquitectura es muy parecido. Recuerdo
uno de mis primeros proyectos, el Mercado
de Braga, donde diseñé un muro de hormi-
gón de casi 100 metros. El alcalde me dijo
entonces: “Eduardo, esto es muy caro, ¿no
puedes hacerlo más barato? En piedra, por
ejemplo”. Esta anécdota es curiosa porque
Jacques Herzog, que me escuchó explicar el
proyecto una vez, se sorprendió de lo rico
que defendía el uso de materiales locales.
Esto creó en la ciudad una cultura contraria
al vanguardismo, que llegó más tarde al ser,
como es Portugal, un país periférico. Aun
así, veo con cierto escepticismo la idea de
la periferia.
JP: Creo que la cuestión de la identidad
que comentas es importante e interesante
a la vez. He viajado mucho desde que era
joven —este es mi viaje número 86 alrededor
del mundo— y cuántos más lugares conozco,
más siento mis raíces, y más disfruto de vol-
ver a casa. Alvar Aalto tenía razón cuando,
en un par de entrevistas o ensayos, defendía
que lo local y lo universal no eran opuestos.
ESM: Un poeta portugués, Miguel Torga,
solía decir que “universal es una casa sin
paredes”. Me encanta esta frase. La distancia
entre lo local y lo universal es mínima. Lo
que me gusta de Le Corbusier es que encon-
tró un lenguaje universal, la casa universal.
Al mismo tiempo siempre era local, toda su
arquitectura viene de lo vernáculo.
JP: Estoy de acuerdo. Sin embargo es
importante tener en cuenta la forma en la
que mezclamos las culturas, en mi opinión
muy violentamente, y no sólo en Europa,
Photos: Miguel Fernández-Galiano
que era Portugal que construía con pie-
dra en 1984, algo impensable en Suiza. En
este caso la piedra local es más económica,
mientras que la madera, por ejemplo, cuesta
el doble de lo que costaría en el norte de
España —yo voy a Vilagarcía de Arousa a
comprar pino americano—. Siza, igual que el
resto de arquitectos en Oporto, estaba muy
influido por la arquitectura de Alvar Aalto,
La sede de la Real
Academia de Bellas
Artes en Madrid
sirve de escenario del
encuentro entre el
arquitecto portugués
Eduardo Souto de
Moura y el finés
Juhani Pallasmaa.
The Royal Academy of
Fine Arts in Madrid
provided the backdrop
for this conversation
between two architects:
the Portuguese
Eduardo Souto de
Moura and the Finnish
Juhani Pallasmaa.