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El diseño en el sentido amplio, o más exactamente el acto de crear, ante
todo es para mi el fruto de un encuentro: un diseñador y una empresa.
La calidad de mis creaciones descansa sobre esta complicidad entre mi
trabajo y la fábrica.
Desde casi dos años, Capdell y yo hemos empezado los intercambios:
nuestras trayectorias, nuestras visiones en la manera de entender la historia
de Capdell, el análisis y la búsqueda de cómo vamos a asociar nuestras
competencias.
Entender las necesidades y las apuestas que justifican el nuevo proyecto.
Rápidamente una relación de confianza y de escucha mutua se ha implantado
entre nosotros.
Un primer punto en común: la Calidad.
Más que una empresa, Capdell es un equipo, una familia diría yo, un arte de
vivir que “huele bien a España”.
Es para mi una gran felicidad poder compartir y trabajar en estas condiciones.
Muchas veces me preguntan dónde encuentro mi inspiración. Claro, es
contextual, pero precisamente pienso que viene de la calidad de los hombres
implicados en el proyecto.
Sin eso, mi investigación seria imposible.
Este año en Milán, hemos presentado juntos el fruto de esta primera
colaboración.
Para los próximos 50 años, deseo a Capdell seguir su camino manteniendo su
sentido de la apertura de visión, lo que a mi parecer, es una de sus múltiples
riquezas.
Patrick Norguet